Don Alonso Pérez de Guzmán, llamado Guzmán el Bueno, al vencer en Tarifa a los musulmanes manda construir un Monasterio para honrar a San Isidoro y para enterramiento suyo y de su esposa, cediéndolo a la orden del Císter.
Un siglo más tarde la comunidad de “Los Isidros”, único foco luteranista de España, inicia en San Isidoro la traducción de la llamada “Biblia del Oso”, primera traducción completa de textos originarios griegos y hebreos.
Tras la Desamortización llega a utilizarse como correccional de mujeres y para uso fabril (fábrica de tabaco y cerveza), manteniéndose como lugar de recogimiento de los Jerónimos, hasta que lo abandonan definitivamente para agruparse en Yuste en el año 1.978.
En el Enclave monumental San Isidoro del Campo conviven en armonía diversos estilos artísticos, conservándose además Frescos que decoran los Claustros y el Refectorio, donde se muestran escenas sagradas y sobre la vida monacal. Se conservan también lienzos sobre la vida de San Isidoro y su Leyenda, que relata la existencia en las inmediaciones del Monasterio de un Pozo en el que el Santo paró a beber, observando que debido al roce constante del agua y de la soga el brocal estaba perforado. Este hecho le hizo recapacitar sobre la importancia de la constancia y a raiz de ello emprendió una nueva vida de estudio y meditación.
Lo más sobresaliente del Enclave es el Retablo de la Primera Iglesia, realizado por Martínez Montañés. En su parte superior se representa a San Isidoro y la inferior está presidida por la imagen de San Jerónimo, obra cuyo estudio anatómico y la expresividad de la mirada concentrada en la Cruz transmite la dolorosa penitencia del Santo.
Cerca del Monasterio de San Isidoro del Campo podemos encontrar una zona recomendada para aparcar.
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